Albert Einstein, el científico más conocido mundialmente, afirmó hace ya unos cuantos años que “Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida” o “Si las abejas desaparecen, también el hombre“.

Son frases rotundas y a las que muchos han hecho oídos sordos porque, parece, que nos resulta difícil pensar que un insecto tan pequeño pueda cambiar nuestra vida de forma absoluta. Aunque, si nos detenemos a pensar en las funciones que cumplen las abejas, probablemente nuestra percepción variaría.

SIN ABEJAS: DESPARECE LA VEGETACIÓN Y ANIMALES

Si nos basamos en detalles históricos y estudios podemos afirmar que la abeja lleva habitando la Tierra desde hace 80 millones de años. Desde textos en los que se mencionaba el néctar dulce que fabricaban las abejas como pinturas rupestres en las que se puede ver a los hombres recolectando dicha miel, jeroglíficos, Mesopotamia, China… La abeja ha acompañado al hombre desde los primeros tiempos hasta hoy, momento en el que están en peligro.

 

La abeja es un eslabón que permite que especies vegetales y animales persistan. Si no hubiera abejas la polinización no podría llevarse a cabo, por lo que ciertas especies de flores y plantas tampoco existirían al no poderse producir la reproducción de las mismas y, por tanto, ciertas especies animales tampoco podrían existir.

Hemos buscado datos concretos para que podamos hacernos una idea más fidedigna de sus funciones con respecto a la situación actual. La Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) afirma que “hay 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo, y 71 de ellos se polinizan con las abejas. Sólo en Europa, el 84% de las 264 especies de cultivo y 4000 variedades vegetales existen gracias a la polinización por abejas”.

LAS ABEJAS ESTÁN DESAPARECIENDO

La población de abejas está disminuyendo a nivel mundial y la preocupación generada es lo suficientemente importante como para que comiencen a tomarse medidas pero, la primera pregunta que tenemos que hacernos es ¿por qué desaparecen? La respuesta más obvia y más certera es el propio ser humano.

Hay datos que son un escándalo: en Oregón (EEUU) murieron 50.000 abejas por los efectos de unpesticida; en Europa han muerto muchísimas abejas debido al uso de un fertilizante (neonicotinoides) según la Comisión para el Control de la Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA).

 

Este tipo de sustancias químicas no las mata al momento, las destruye poco a poco. La mezcla de diferentes compuestos de estas sustancias provoca que las abejas se olviden de aspectos básicos para su supervivencia, como poder asociar entre flores y comida, se vuelven más lentas a la hora de aprender y esto provoca que sean incapaces de poder alimentarse.

A todos estos efectos químicos hay que sumar especies invasoras que matan a las abejas. Por ejemplo, en España se lleva hablando desde hace años de la agresión y muerte que producen las avispas asiáticas a las abejas españolas.

A su vez, algunos ácaros también afectan a la supervivencia de la abeja, puesto que se alimenta de su sangre y provoca que las crías de la abeja mueran o nazcan con deficiencias que impedirán que pueda emplearse en la colonia.

Por último, no podemos olvidarnos de las consecuencias del aumento de contaminación y el cambio climático que estamos provocando. Un exceso de industrialización y un aire completamente contaminado por los químicos ha provocado que las abejas tengan mayores dificultades para poder localizar las flores. A su vez, dicho cambio climático también influye sobre la floración de las plantas, sobre cuántas nacen y la calidad del néctar de las mismas.