Les presentamos hoy a un nuevo integrante del Libro Guinness de los Récords: Poppy, una gata que acaba de cumplir 24 añazos. ¡Nada menos que 114 en cómputos humanos!
Poppy es la mascota de Marguerite West. Ambos viven en Gran Bretaña, concretamente en Bournemouth. Poppy nació en 1990 y llegó a manos de su actual dueña cuando tenía cinco años, siendo desde entonces, y hasta hoy, su fiel compañera. Como es lógico por su edad, los achaques han hecho mella en ella:“no oye ni ve y maúlla por cualquier cosa”, dice Marguerite. Pero a pesar de ello, no tiene demasiados problemas a la hora de desenvolverse en casa. “Sube las escaleras sin problema, pero no la dejamos bajar sola”, explica aquélla.
¿Y cuál es el secreto de Poppy? ¿Algún consejo que podamos aplicar a nuestras propias mascotas para que alcancen una longevidad similar? En realidad, nos dice Marguerite, no han hecho con ella nada especial. El hecho de que nunca haya sido un gato voluminoso ha contribuido a mantenerla sana. Una buena dieta y ejercicio, ésos son los ingredientes de la fórmula para su dueña. Y mucho cariño, de eso no nos cabe ninguna duda.
La matriarca de la casa
Poppy tomó el relevo de gato más longevo del mundo después de la muerte de otro felino, Pinky, que vivía en Kansas y alcanzó los veintitrés años de edad. Convive en el hogar con otras mascotas, formando una familia numerosa: cuatro gatos, dos conejos y un hámster. Desde aquí mandamos a Poppy nuestra enhorabuena, ¡y esperamos que siga validando su título durante muchos años más! Y que se acerque lo más posible al sorprendente récord que todavía hoy no ha sido superado: el del gato Creme Puff, natural de Austin, Texas, que en su momento llegó a vivir nada menos que treinta y ocho años y tres días
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