Normalmente, un perro que muerde lo hace porque ha avisado de que algo le estaba incomodando y sus señales de aviso han sido ignoradas. Es muy importante saber reconocerlas para evitar accidentes. Aquí va una lección de lenguaje canino básica:

Un perro que muerde casi siempre es previsible

En muy raras ocasiones, un perro que muerde no ha dado antes ninguna señal de aviso. En etología canina, a eso se le llama agresividad impulsiva y es la más complicada de tratar porque resulta imprevisible. Muchas veces, su causa es orgánica y no comportamental.

Sin embargo, como digo, en la mayoría de los casos, la agresividad en perros puede anticiparse. Los perros usan un lenguaje canino muy desarrollado y emiten señales visuales (también olfativas y auditivas) ostensibles. Sólo hace falta poner un poco de atención para aprender a reconocerlas.

Aprender lenguaje canino no debería ser una elección sino parte de las responsabilidades que toda persona que convive con un perro debe asumir.


La agresividad, parte del lenguaje canino

De vez en cuando, está bien recordar lo que son los perros: parientes muy cercanos del lobo y, por lo tanto, depredadores en su origen.

De hecho, la edición más actual del Mammal Species of the World, publicada por la American Society of Mamalogists y el Smithsonian Institute de Washington, clasifica al perro doméstico como canis lupus familiaris, es decir, como una subespecie de lobo. La Mamal Species of the World es la clasificación de referencia a nivel mundial en cuanto a mamíferos.

Todo esto me sirve para recordar que el perro es un animal depredador en su esencia y que, como tal, la agresividad forma parte de su lenguaje canino.

Si se siente acorralado o se le coloca bajo demasiada presión, cualquier perro puede llegar a morder.

 

Las 7 señales de lenguaje canino que anticipan una mordida

Existen diversas señales de lenguaje canino mediante las que los perros nos informan de sus intenciones.

La especialista en comportamiento canino Turid Rugaas identifica siete signos básicos de estrés observables y que pueden ayudar a anticipar una mordida.

Antes de repasarlos, volvamos a incidir sobre la idea de que un perro que muerde lo hace para protegerse de un peligro o amenaza, o bien para proteger un recurso valioso (una pelota, un trozo de comida, una parte del territorio, un miembro de su familia o grupo social…) de un peligro o amenaza.

El ataque (la mordida) suele ser la última opción. Por eso puede establecerse esta escala ascendente:

 

  1. Conductas de desplazamiento (Displacement Behaviors): rascarse u olfatear el suelo.
  2. Señales de Calma (Calming Signals): bostezar, lamerse los labios, mirar hacia otro lado, volverse hacia otro lado, moverse lentamente.
    Estos dos primeros grupos de conductas serían asimilables a las que realizamos los humanos cuando nos encontramos incómodos ante una situación: nos rascamos la cabeza, desviamos la mirada, etc.
  3. Signos de Estrés: jadeo, pupilas dilatadas, ojos abiertos de manera que el contorno blanco es muy evidente, sacudida del cuerpo para liberar tensión y adrenalina, sudor en las patas, temblor, piloerección (el pelo del lomo se eriza).
    Según Turid Rugaas, cuando las conductas de desplazamiento o las señales de calma o apaciguamiento no funcionan, la tensión del perro frente a la amenaza se incrementa… El perro se prepara para la huida o, en el caso que nos ocupa, para el ataque.
  4. Focalización: En este punto, si el perro aún no ha conseguido neutralizar la amenaza y se siente acorralado, comienza a prepararse para el ataque. Ya no emite más señales de desplazamiento ni señales de calma. El perro cierra la boca y se mantiene inmóvil (freezing), enfocado en su amenaza.
  5. Preparación para el ataque: el perro levanta los belfos, gruñe y enseña los dientes.
    Aunque gruñir y enseñar los dientes es parte del lenguaje canino que casi todo el mundo entiende, hay que tener especial cuidado en el caso de las interacciones entre niños y perros. Algunos críos pequeños se confunden al creer que un perro está sonriendo cuando muestra los dientes.
  6. Embestida (lunge): es el último paso hacia la mordida.
  7. Mordida (bite): el perro consuma su ataque para defenderse (o defender aquello que él cree que le pertenece) de la amenaza.

El lenguaje canino menos evidente es el más importante

Ya hemos dicho que el ataque suele ser la última opción para un perro. Los perros tienen un repertorio de lenguaje canino amplio a la hora de comunicar sus estados de ánimo. Pero este lenguaje a veces es sutil.

Desde mi punto de vista, las señales de lenguaje canino contempladas dentro de los grupos 1 (conductas de desplazamiento), 2 (señales de calma) y 3 (Signos de estrés) son las menos evidentes pero las más importantes. Atender y responder a esas señales es la mejor estrategia para:

  • Evitar accidentes
  • Liberar a nuestros perros de situaciones incómodas

Enseñar a un perro que muerde a usar otra estrategia diferente a la agresividad frente a las posibles amenazas que percibe en el entorno pasa por saber percibir las señales de lenguaje canino que emite