La eutanasia es un tipo de muerte inducida. En el caso de algunos perros, puede ser la opción más adecuada cuando los efectos de una enfermedad incurable menoscaban significativamente a la calidad de vida del animal. Sin embargo, el momento de tomar la decisión nunca es fácil. En ocasiones, la eutanasia se confunde con el sacrificio y esto es un problema muy grave…

¿Qué es la eutanasia?

La eutanasia es un procedimiento veterinario que implica la muerte de un perro con una enfermedad incurable que merma de manera destacable su calidad de vida. Para considerar la eutanasia como tal, tienen que ocurrir dos cosas:

  1. Que el diagnóstico de la enfermedad sea claro y que, clínicamente, no existan alternativas.
  2. Que la inducción a la muerte se realice la manera más indolora y menos angustiante para el animal, de acuerdo con las técnicas veterinarias más avanzadas disponibles.

Diferencias entre eutanasia y sacrificio

Frecuentemente se utiliza indistintamente la palabra eutanasia y sacrificio para referirse a la muerte inducida de perros y otros animales no humanos.

Sin embargo, eutanasia y sacrificio No son lo mismo y es muy importante tener en cuenta que, entre ellas, existe una gran diferencia:

Se considera sacrificio, y no eutanasia, cuando se induce la muerte de un animal sano (o con una enfermedad tratable o indeterminada).

Emma Infante es Máster en Derecho Animal por la UAB y cofundadora de la Asociación Futur Animal. Ella lo explica muy claro:

“La eutanasia puede entenderse como un derecho del animal a no sufrir inútilmente cuando la naturaleza ha impuesto un padecimiento incurable. El sacrificio, en cambio, es una respuesta tradicional, y que es necesario extinguir, pues acaba con la voluntad de vida de un ser sentiente al que le falta un propietario responsable o recursos públicos/privados que lo sostengan”.

Dudas morales

Ante la decisión de eutanasiar o no a un perro siempre asaltan las dudas morales. Según el Doctor en Veterinaria y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Albert Lloret, la comunicación con el propietario o el responsable de ese animal es fundamental para ayudar a disiparlas:

A la hora de afrontar la inducción de la muerte en animales de compañía, además de las consideraciones morales, hay que garantizar una buena comunicación con el propietario y un esclarecimiento de los conceptos que integran la calidad de vida del animal. Estos ítems pueden variar de un caso a otro pero existen unos mínimos incontestables: ganas de comer, vigilia, deambulación autónoma, control de esfínteres, y ausencia de dolor y de sufrimiento.”

Por otro lado, algunas personas sienten que no es correcto decidir sobre la vida de otro ser vivo cuando éste no puede expresar su consentimiento ante la decisión.

De nuevo, Emma Infante nos ayuda a aclarar este punto tan doloroso:

El propietario de un animal (bien sea un particular o la Administración Pública), igual que los tutores de un bebé, un niño o un enfermo inconsciente, deben sopesar con los veterinarios el pronóstico, las posibilidades reales de recuperación, la ausencia o no de sufrimiento y el grado de bienestar esperable. Lo importante es que la decisión se tome con el adecuado asesoramiento y siempre teniendo claro que se prima el bienestar del sujeto atendiendo a un criterio de salud y no de gestión de recursos”.

Eutanasia y sacrificio en perreras

Debido a la escasez de recursos, a la mala gestión de los mismos y, muchas veces, a la falta de voluntad por parte de la Administración, en nuestro país se sacrifican perros a diario

Cuando un perro entra en una perrera, si a los 20 días de estar allí nadie ha encontrado a su propietario, ese perro es sacrificado. Sin embargo, no suelen hablarnos de sacrificio sino de eutanasia…

En realidad, no debemos dejarnos engañar. Muchas veces se fomenta la falsa sinonimia entre las dos palabras con la voluntad deliberada de no abrir un debate ni señalar un crimen cotidiano inexcusable.

El propio César Millán, a quien muchos conocéis como “El encantador de perros”, decía en una entrevista del año 2012 en el diario La Opinión:

“El perro sí es el mejor amigo del hombre, pero el hombre no es el mejor amigo del perro. Matamos entre 4 y 5 millones de perros al año aquí en Estados Unidos. Entonces el mejor amigo del hombre pasa a ser el que más mata el hombre

Qué No es aceptable

  • El sacrificio No es aceptable. Bajo ningún concepto.
  • El uso confuso y deliberado del término eutanasia para esconder el sacrificio de perros y otros animales tampoco es aceptable. Menos aún cuando es la propia Administración quien, frecuentemente, lo fomenta.

Perros especialmente propensos a sufrir un golpe de calor

  • Perros de gran tamaño: en general, son los animales más afectados ya que su superficie corporal es pequeña en relación con su masa corporal y, por lo tanto, tienen menos capacidad para disipar el calor a través de la piel.
  • Perros de color oscuro: estos perros tienen más riesgo de sufrir hipertermia porque el color negro absorbe más el calor que los colores claros.
  • Perros braquicéfalos (de hocico chato): este tipo de razas (bulldogs, boxers, carlinos, etc.) tienen las vías respiratorias acortadas y, por lo tanto, una menor capacidad de respiración y transpiración.
  • Perros ancianos y cachorros: tanto los perros de edad avanzada como los cachorros tienen su organismo menos preparado para cubrir las funciones de termorregulación de manera óptima. Son, por lo tanto, grupos de riesgo.
  • Perros enfermos: cuando el organismo está debilitado por algún tipo de patología, la capacidad para afrontar adversidades externas (calor extremo, en este caso) es menor.