Ésta puede ser una de las preguntas recurrentes que más preocupan a los que tienen tortugas como mascotas: ¿cómo podemos saber si tenemos un macho o una hembra, siendo aparentemente indistinguibles? Sobre todo para evitarnos sorpresas…
Aunque hay muchos tipos de tortugas, como sabemos, y cada una puede tener unas características físicas propias muy distintas de otras, algunos rasgos son comunes y nos servirán para entender el dimorfismo sexual. Como norma general, nos encontramos con que las hembras suelen ser de un tamaño mayor que los machos (al contrario de lo que suele suceder en otras muchas especies). Los machos, en cambio, tienen la cola más grande, sobre todo en su base, puesto que es ahí donde alojan el pene.
El plastrón marca la diferencia
Más allá de estos rasgos, lo que realmente nos recomendará cualquier experto en mascotas y en quelonios es que miremos a nuestras tortugas por la parte de abajo. Esta zona, conocida como plastrón, es lo que nos revelará el sexo de manera mucho más sencilla, sin tener que pararnos a distinguir tamaños (a veces la diferencia es muy pequeña) o a intentar discernir si una cola es mayor que otra. Es mucho más sencillo que eso: el plastrón, la base de la tortuga, es plana en las hembras y un tanto cóncava en los machos. El motivo no es otro que el acoplamiento: los machos necesitan ese pequeño hueco para poder montar a las hembras.
Si queremos estar seguros del todo, os recomendamos una tercera opción que no nos costará ningún trabajo. Consiste en revisar la parte trasera de las tortugas, esa protuberancia que sabemos que exhiben al final. Puede que una de nuestrasmascotas la tenga en forma redondeada y otra en una forma más puntiaguda, en uve. Si es así, mucho ojo, porque la primera será hembra y la segunda macho. ¡Y más vale que tengamos precauciones si no queremos contar con una colonia de la noche a la mañana!
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