¿Castrar o no castrar a tu perro? ¿En qué casos puede ser beneficioso y cuándo puede estar contraindicado? ¿Es éticamente correcto?
Como ves, la castración es un tema ideal para iniciar un debate. Sin embargo, muchos propietarios se encuentran en la tesitura de tener que decidir, y ahí es donde, a veces, alguien puede sentirse un poco perdido. Así que vamos a resolver algunas dudas:Múltiples estudios han evidenciado que millones de perros y gatos son abandonados o eutanasiados cada año. Algunas de las principales razones son la cría incontrolada y la manifestación de comportamientos molestos para el propietario o peligrosos para el animal.
La castración influye directamente sobre las hormonas esteroides gonadales eliminando la principal fuente de testosterona, en los machos, y de estrógenos y progesterona en las hembras, y haciendo que el animal sea incapaz de reproducirse. En este sentido, es un método eficaz para el control poblacional y, por lo tanto, evita que todavía más perros acaben diariamente en un refugio o perrera.
Pero los efectos de la castración también repercuten sobre aquellas conductas relacionadas con el patrón reproductivo o con procesos hormonodependientes. Así, la castración en perros se convierte, además, en una posible solución (o método de prevención) ante problemas de comportamiento que pueden resultar incómodos para el propietario y motivar un abandono o una eutanasia.
Sin embargo, la cuestión es mucho más compleja y la decisión de castrar o no debe pasar siempre por un análisis exhaustivo de los beneficios y riesgos que la operación entraña para ese animal determinado. Valorar variables como la edad, el sexo, la raza y las condiciones en las que el perro vive y vivirá a largo plazo es imprescindible.
Efectos de la castración sobre el comportamiento
La castración y la subsiguiente alteración hormonal que se produce en el animal han sido relacionadas con la disminución de conductas sexualmente dimórficas (conductas fundamentalmente mostradas por uno de los dos sexos y entre las cuales se encuentran la monta, el marcaje con orina y algunas formas de agresividad). A partir de aquí, tenemos una primera línea de argumentación para valorar en qué casos castrar puede aumentar el bienestar de un animal. Si esas conductas están complicando la vida del propietario o poniendo en riesgo la del animal (cruza calles para perseguir hembras en celo, por ejemplo), castrar podría ser parte de la solución. Para ser más concretos:
- En perros, la castración reduce la agresividad intrasexual (macho-macho) en más de un 60%, la marcación con orina en un 50% y la conducta de vagabundeo(peligrosa para el animal por razones tan obvias como la posibilidad de atropello) en hasta un 90%.
- Si la cirugía se practica antes de la pubertad o de la primera cópula, previene, habitualmente, la monta y la conducta de cópula para el resto de la vida.
- Según algunos autores, los machos castrados tienen también una menor incidencia de agresiones frente al ser humano (Overall y Lowe 2001).
Sin embargo, no se puede esperar que la castración elimine por completo los comportamientos agresivos, puesto que muchos tipos de agresividad tienen causas ambientales o están relacionados con procesos de aprendizaje. Es importante tener este punto bien claro para no crear falsas expectativas.
Por otro lado, la inactividad y la letargia han sido algunas veces relacionadas con la castración en hembras. Sin embargo, las investigaciones no han podido demostrar si estos cambios en el nivel de actividad son, simplemente, debidos al aumento en la edad del animal. Lo que sí se ha evidenciado es que, en aquellas perras que han mostrado agresividad competitiva, la castración puede estar contraindicada: estas perras, una vez castradas, pueden volverse más agresivas.
Por último, es necesario aclarar que la castración no interfiere en la facilidad de adiestramiento y no influye, tampoco, en el rendimiento de los perros de trabajo.
Castración en perros: efectos sobre la salud
La castración (en el macho, la extirpación de los testículos y en la hembra, la extirpación de ovarios y útero) es una operación quirúrgica común y rutinaria, con muy bajos índices de mortalidad o complicaciones asociadas. Sin embargo, más allá del momento de la cirugía, es necesario poner sobre una balanza los riesgos y beneficios a largo plazo. Vayamos por partes:
Se ha evidenciado que castrar disminuye considerablemente el riesgo de padecer tumores mamarios (el tipo de tumor más común en perras). La castración precoz puede ayudar a prevenir esta enfermedad. Por otro lado, procesos como la pseudogestación(comúnmente conocida como “embarazo psicológico”) son eliminados de por vida. Si quieres saber más sobre este tema, te encantará este otro artículo sobre pseudogestación y embarazo psicológico en perras.
Si la cirugía comprende también la extirpación del útero, previene ante el desarrollo deinfecciones uterinas (entre un 15,2% y un 24% de perras desarrollan piometra entre los 4 y los 10 años) así como ante todos los desórdenes relacionados con la gestación y el parto. Sin embargo, está relacionada con un aumento del riesgo de incontinencia urinaria (vinculada con el nivel de estrógenos en sangre) y también con el de padecerobesidad.
En este punto vamos a hacer una aclaración: la obesidad es el desorden nutricional más común en animales domésticos y el sobrepeso es un factor de riesgo para muchas enfermedades graves. Los datos sugieren que las perras castradas comen más y ganan más peso que las “enteras” si se les permite un libre acceso a la comida (no está demostrado que la castración aumente el riesgo de obesidad en perros machos. Sólo en hembras). Sin embargo, mediante dieta y ejercicio, la obesidad resulta controlable de modo que la castración no tendría porqué comprometer el bienestar del animal si se le aseguran unos cuidados adecuados.
Por lo que se refiere a la aparición de tumores en testículos y ovarios, aunque su incidencia es baja, la castración puede considerarse como medida preventiva y curativa.
En perros machos, esta intervención previene, además, contra el posible desarrollo de una hipertrofia o hiperplasia prostática benigna HPB (agrandamiento de la próstata que puede oprimir la uretra y ocasionar problemas urinarios y vesicales). A los 9 años, el 95% de los machos no castrados presentan HPB. En cualquier caso, no es un problema grave…
Aunque no existen evidencias de que la castración incremente el riesgo de padecerdiabetes mellitus, la incidencia de este tipo de diabetes aumenta en un 8,7% en perros y gatos castrados.
Algunos estudios han revelado también un incremento en el riesgo de padecerhipotiroidismo. Afortunadamente, este trastorno es fácilmente controlable con medicación.
Por último, cabe tener presente que la castración a edades tempranas (antes de completar el crecimiento), puede tener consecuencias asociadas con la fractura de huesos. El proceso de consolidación de huesos largos está controlado, en parte, por las hormonas gonadales (hormonas sexuales), y ésa sería una posible explicación. Sin embargo, ningún estudio ha evidenciado esta correlación.
Conclusión
No existen verdades absolutas en un tema tan complejo como la relación entre castración y bienestar animal. Sin embargo, estar bien informados y valorar exhaustivamente las características de nuestro perro o perra nos ayudará a tomar una determinación lo más acertada posible.
El veterinario tiene un papel crucial y es responsabilidad suya procurar por la salud y el bienestar de su paciente. Por eso, debemos pedirle que nos informe rigurosa y objetivamente acerca de los riesgos y beneficios de la intervención. De esta forma, podremos dejar a un lado nuestras impresiones subjetivas y tomar la decisión adecuada.
Comentarios recientes